27/6/15

T.I. - I'm back

 
 
Hoy publico después de un mes sin hacerlo. Primero la tensión de los exámenes, y después todo lo contrario (la excesiva relajación de las vacaciones) han adormecido mi entendimiento y no he encontrado, hasta esta semana, inspiración suficiente para ponerme a hilar dos frases seguidas. Un poco por lo mismo he estado ciertamente desconectado de la realidad. Si me paro a pensarlo, la verdad es que nunca he tenido excesiva devoción por la política, si bien siempre he sido consciente de su importancia para construir las sociedades. Mi interés surge más bien como imperativo, debido a la carrera que he escogido, y también, en cierto modo, de una especie de espíritu cívico y sentido de la justicia. Pienso, quizás, que no me importaría mucho la vida pública si nuestros gobernantes lo hicieran bien ¿no es lógico?
Cada sábado pensaba, eso sí, en ese artículo que no había escrito, y hacía un repaso mental de los temas que habían sonado esa semana. Y la verdad es que han pasado cosillas. Supongo que ya lo sabréis: los líos de Carmena, la investidura de Cifuentes, la separación de CiU, la reunión frustrada de Garzón con Pablo Iglesias y, según el periódico que leas, también cobra relevancia la bicicleta de neocomunista de Joan Ribó. No obstante, ha habido un tema que ha copado la primera plana de la esfera mediática durante todas y cada una de las semanas en las que he estado ausente. Un tema que coincidía, que ha estado en boca de todos durante un mes y que, si lo que me han enseñado este año en la facultad sobre la agenda setting es cierto, debe de haber sido un acontecimiento único, espléndido y de suma relevancia. Pero no, señores. La polémica de Zapata y sus tuits es una auténtica chorrada.

Fuente: El Confidencial

Pero la chorrada ha dado para portadas, artículos, reportajes, debates, tertulias. No hay nada que no se haya dicho ya sobre este tema. Uno de los propósitos de la industria mediática es precisamente eso, hacer que todo el mundo tenga una opinión sobre una temática hasta el punto de creerse unos expertos. Enhorabuena, adalid de la verdad, acaba usted de doctorarse en retórica de la estupidez. Cuanto más rehuya uno de la duda, la flexibilidad y la autocrítica, cuanta más verborrea y menos filosofía haya en este mundo, mejor para los intereses de quienes nos dirigen y de quienes nos venden los periódicos. Yo no voy a entrar a valorar esta polémica por su propia idiosincrasia y porque ya se ha opinado de todo, pero pienso que quien mejor ha resumido el problema ha sido Ada Colau en su cuenta de Facebook. Darío Adanti escribe, también, un genial artículo sobre los límites del humor en eldiario.es
Lo que en estos días ha quedado demostrado y que sí es materia de preocupación, es la enorme falta de ética moral y periodística de los medios de comunicación tradicionales y el daño que con ello producen. Hubiera sido muy ingenuo pensar que tras la investidura de Carmena, ciertos sectores de la sociedad hubieran acatado con humildad su derrota. Aquí algunos habían perdido el poder y estaban muy cabreados, pero alienta pensar que tras una búsqueda exhaustiva a todos y cada uno de los nuevos miembros del ayuntamiento, lo máximo que hayan podido sacar sean unos chistes negros. Bastante malos, no por ser negros, que también hay humor negro del bueno, pero el 90% de los chistes -de cualquier temática- que contamos son malos (joder, ahí está la gracia). Además, que yo no voy a ser hipócrita en ese aspecto, como sí se ha sido desde la izquierda, incluso desde Ahora Madrid. ¿Qué español no ha contado alguna vez uno de esos chistes? Está en nuestro ADN.

Fuente: elsumodenaranja


Tradicionalmente, se dice, los medios deberían dejar transcurrir unos cien días de mandato antes de juzgar la actuación de los medios gobiernos. ¿Se lo están pasando por el forro? Critican algunos. En absoluto. ¿Qué medio ha criticado las primeras medidas del gobierno de Manuela Carmena? Ninguno. Porque Manuela ya se ha reunido con las grandes entidades para tratar de buscar una solución a los desahucios y, mientras tanto, trata de buscar una alternativa habitacional para los afectados; ha puesto en marcha un plan de renovación y desarrollo urbano sostenible, ha incrementado el presupuesto destinado a los comedores y tiene previsto paralizar la privatización de los servicios públicos y realizar una auditoría de la deuda. Ha iniciado su mandato con valentía, cumpliendo sus promesas, dignificando las instituciones y dándole a los ciudadanos el valor que se merecen. Los medios saben que por mucho que dispongan de auténticos genios de la manipulación informativa, no pueden mentir con tanto descaro durante tanto tiempo, más cuando los resultados de la gestión en el ayuntamiento de Madrid va a traer mejoras que afectarán directamente a la vida de las personas. La táctica de la manipulación puede servir cuando se informa sobre la gestión de los gobiernos corruptos e ineficaces. Cuando la gestión de los gobiernos es buena, la estrategia que se usa es la del silencio: busquemos cortinas de humo, criminalizemos a sus integrantes, pero sobretodo que se cumpla la máxima número uno: que no se hable de la gestión.
En fin, son las reglas del juego, ¿verdad? Es siempre lo mismo, cada cual que defienda su castillo, otra vez los rojos contra los azules, que diría Albert Rivera, pero aquí el dilema no es ese. Los que tanto han disfrutado durante estos cuatro años con la guerra mediática, los que viendo La Sexta Noche lo que más anhelaban eran las intervenciones de Inda o Marhuenda (aquí un servidor se declara culpable), que cambien el chip porque el escenario ha cambiado y en juego hay algo más que la complacencia personal. Aquí lo que ha ocurrido es que todos los principales medios de comunicación han mordido el anzuelo y han iniciado una dinámica enormemente peligrosa. Que cuando en La Sexta hablan de “la derecha mediática”, ya no están hablando de Intereconomía. Señores: El País, El Mundo, ABC y La Razón; TVE, Mediaset y ATRESMEDIA no son la derecha mediática, son los medios de comunicación de este país. Es que por ahí se informa la gente. Por supuesto que existen medios independientes, diarios online, periodismo ciudadano, pero a la hora de la verdad, ocurre que la gran mayoría de este país está abasteciéndose de la información que proveen medios que han perdido toda la legitimidad para realizar el ejercicio periodístico. Y algunos saben discernir lo que es real de lo que no. Pero hay otros que no...


Viñeta de Manel Fondevila Fuente: eldiario.es

¿Por qué los políticos de izquierdas dimiten y los de derechas no? Porque no es lo mismo que te presionen cuatro gatos en un periódico digital que todo el sistema mediático español al unísono. No es humor, pero esto si que es negro, jodidamente negro. En el momento que Zapata dimitió pensé que Carmena me había decepcionado, porque había mostrado muy poca resistencia frente a un paradigma mediático que ya deberían haber vaticinado y porque se había puesto el listón muy bajo. Y no es cuestión de integridad, es cuestión de que si se asumen responsabilidades tan rápidamente, estás lanzando un mensaje, y es que tus enemigos te pueden presionar por que eres débil. Estás alentándolos, y esa no es buena manera de empezar una legislatura, porque estás invitando a las hienas a devorarte el cuello antes siquiera de empezar a trabajar. Y claro, eso te va a marcar. Pero por otra parte, también es cierto que cuando un caso adquiere tanta repercusión, ocurre lo que ya he dicho, que hay gente que se traga todas las mentiras de la prensa  (aunque a mí mismo me resulte inconcebible). Y entonces, tú también debes mover ficha para ganar terreno. La partida continúa, pero hay que sacrificar una torre: ¿mostrar fortaleza para poder afrontar mejor la legislatura u ofrecer una oveja a los ciudadanos? Yo no sé qué hubiera hecho, pero hay algo que sí es cierto: Dale poder al necio y hará maravillas. Si el statu quo observa que el experimento de la prensa ha funcionado, pasará a utilizar herramientas todavía más hirientes. Herramientas, por cierto, que nos cuestan dinero a todos. Resultado: Zapata imputado por la Audiencia Nacional por posible humillación de las víctimas del terrorismo. Y el juego, dejó de ser un juego cuando hubo posibilidad cárcel de por medio. Pero es que... ¿A qué desdichado se le ocurrió ponerse a jugar con nuestro futuro y con nuestros derechos?
 
 
 
 


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