¿Ganar es la única manera de ganar?
¿No se puede ganar perdiendo?
¿No ganamos cuando perdemos el miedo?
¿No ganamos cuando perdemos el miedo a
perder?
Ganar es una palabra que asociamos a
triunfo, éxito, superar, vencer. Hay quienes nacen ganando, pero el
ganar también se hace superando. A veces hay que perder todo para
darse cuenta de lo que es ganar, una vez que tocas fondo solo quieres
subir, conseguir aquello que te propones. Ganar gracias a la suerte y sin esfuerzo, pero el mejor sabor de boca es ganar por ti
mismo.
Podemos ganar perdiendo, cuando
perdemos algo que nos gusta, ya sea un partido, debemos entrenar duro
para conseguir el éxito en el siguiente partido; cuando un bailarín
o un músico se lesiona, cree perderlo todo pero hace un esfuerzo por
seguir adelante y ganar; cuando alguien nos rompe el corazón sentimos que hemos perdido, pero no todo está acabado y podemos
seguir adelante.
Podemos ganar cuando perdemos el miedo. Pero, ¿por qué tenemos miedo? ¿Qué nos hace sentir miedo? Sentimos terror, nos paraliza y controla nuestra voluntad como si fuéramos un títere. El miedo es una amenaza a la que nos vemos incapaces de hacer frente, algo que nos supera y por ese motivo retrocedemos, aunque detrás de ese miedo este el camino que queremos seguir. Queremos superar ese miedo, plantarle cara y cuando lo hacemos, sabemos que hemos ganado.
Cuando comenzamos una nueva etapa sentimos miedo a lo desconocido: nuestro primer día de colegio, la universidad, trabajo, el carnet de conducir. El miedo a que fallemos o hagamos el ridículo: no lo dejamos ver pero lo sentimos. Es parte de nuestra vida aprender, al igual que perder. Pero, si por culpa del miedo perdemos oportunidades, no nos queda nada.
El valor y el coraje te ayudan a
vencerlo, y sin saber porqué lo dejas atrás, pierdes ese miedo, el
miedo a perder.
Cuando podemos ver las cosas claras y estamos dispuestos a conseguirlas, es ahí, cuando perder... es ganar.
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