Queridos lectores de
la Red-Acción:
La
vida es maravillosa. Vivimos en la sociedad del bienestar, gozamos de
más derechos que nunca, somos una democracia y nuestros sistema es
sumamente eficaz. España es una gran nación, que además forma
parte de una gran comunidad política como es la Unión Europea,
vanguardia en integración y símbolo de prosperidad. Mi entusiasmo
es tal que me he visto obligado a escribir una carta de
agradecimiento a todos aquellos factores que contribuyen, cada día,
a que nuestra sociedad sea mejor. Y quiero que vosotros seáis
partícipes de ello.
Querido Rey Felipe VI:
Gracias
por ser tan cool. Y lo digo
en inglés, que se que usted lo entiende. No me importa que su
institución sea propia de la era medieval, atente contra todos los
principios democráticos y, además, se mantenga con dinero público.
Para mí, lo importante es que usted es joven y moderno. Simboliza
usted la regeneración democrática. Y ya sabe que si a mí me flipa
alguna cosa, son los símbolos, las metáforas. Lo que ya me da un
poco más de miedo, es la realidad. Pero por suerte, ya tenemos al
poder para distorsionarla.
Querido Partido
Popular:
Gracias
por vuestros brotes verdes. Me han resultado útiles para la tortilla
de esta noche, la francesa no me gusta mucho. Gracias por enviarme
por la buena dirección. Es que no me llega para comprarme un GPS.
Gracias por los sanguinarios recortes, gracias por la reforma
laboral, gracias por vuestras salidas de tono, gracias por
mantenernos entretenidos durante los últimos cuatro años. Ha sido
una experiencia de la hostia. Ah, y gracias por las cifras
macroeconómicas. Me vienen de putísima madre.
Queridas fuerzas y cuerpos de
seguridad del estado:
Gracias
por enseñarme a obedecer. Mis padres nunca me enseñaron lo que era
la disciplina. Estaban demasiado ocupados fumando marihuana y yendo a
marchas de Greenpeace. Por eso soy tan maleante, pero quiero dejar de
serlo. Quiero ser de los vuestros. Gracias por darme palos en las
manifestaciones. Realmente me lo merecía. Vuestra porra ha cambiado
mi concepción del mundo. Gracias por mantenerme sumiso. Gracias por
fomentar mi odio hacia el inmigrante. Gracias por enseñarme que es
mejor la razón de la fuerza que la fuerza de la razón. Que el
respeto sólo existe ante un superior. No ante el que no piensa como
yo, ese es pura basura. Desde que os conozco, mi vida es mucho más
sencilla.
Querido Vaticano:
Gracias
por difundir la fe. Y la intolerancia, el odio, la ignorancia y los
transgénicos de Monsanto. Gracias por ejercer de guía espiritual
para los padres y de guía sexual para los hijos. De por seguro, los
psiquiatras, os estarán eternamente agradecidos. Gracias por
escuchar mis pecados. He cometido tantos que ya no me quedaba nadie
que los quisiera escuchar. Gracias por ofrecerme una vía de escape,
gracias por ser una forma socialmente aceptada de desentenderse de la
realidad. Eres lo mejor que me ha pasado nunca. Después, claro está,
del fútbol.
Querido Fondo
Monetario Internacional:
Y a
tus compañeros de la Troika, a Ángela Merkel y a los buitres
financieros. Oye pues que, ¿de puta madre, no? Gracias por imponer
las directrices de la política europea, anulando la soberanía de
los pueblos. El pueblo es adorable, entrañable, pero se equivoca, no
sabe lo que quiere. Vosotros si que sabéis lo que es mejor para
nosotros. Gracias por ser tan solidarios con España. Y con Grecia.
Gracias por haberles prestado tanto dinero, con tantas condiciones y
haber impuesto vuestras políticas de austeridad. Tal y como declaró
Mariano Rajoy: “una cosa es ser solidario y otra cosa es ser
solidario a cambio de nada”. Las definiciones, que queden bien
claritas. Si ahora el país heleno está en el borde del abismo, ya
lo dijo Gabinete Calinari: la culpa es del cha cha cha. Vosotros ya
habéis cumplido, así que ale, id a recoger el dinero. Pero hacedlo
rápido, porque luego a ver quién tiene cojones para visitar el
fondo del barranco.
Querida Agencia Central de
Inteligencia estadounidense:
No
me importa que quieras saber más cosas de mí. Me halaga que espíes
mis conversaciones de whatsapp. Me tranquiliza que vigiles a mi presidente
porque, aunque él es alucinante, no hay nada tan requetealucinante
como la CIA. Gracias por hacer uso de vuestra superioridad moral;
vosotros sois los putos Estados Unidos de América: los creadores de
la democracia, los salvadores de la Tierra, los putos dueños del
universo. Por algo ganasteis la Guerra Mundial, no una, sino dos
veces. No puede ser casualidad. Dios, el protestante, os ha elegido.
Y nosotros, aunque intentamos hacer las cosas bien, no somos tan
perfectos como vosotros. Así que adelante, por favor: instalad
vuestras bases militares en nuestros países, ejerced vosotros la
justicia moral en los pueblos ajenos, invadid las tierras que queráis
añadir a vuestro regadío. Toda época que se precie debe tener un
imperio. Queremos que en el futuro, cuando hablen de los siglos XX y
XXI, recuerden con nostalgia el dominio absoluto de alguna
superpotencia. Gracias por hacer más divertida la historia.
Querido sistema
financiero:
Gracias
por otorgarme ese crédito, aún a sabiendas de que no os lo iba a
poder devolver. Os estoy tan agradecido por el gesto, que dentro de
unas semanas dejaré que os quedéis con mi casa para que la unáis a
vuestra lista de viviendas vacías. El día del desahucio, montaré
un piscolabis para dar la bienvenida a los amables agentes que vengan
a ejecutar la orden. Estos últimos años han sido fantásticos, he
tenido que pluriemplearme para poder llegar a fin de mes, he
deambulado de trabajo en trabajo, he tenido que hacer triquiñuelas y
trabajar en B, pero gracias a ello he vivido experiencias extremas y
he conocido a mucha gente interesante: abogados, notarios, policías,
empresarios, jueces, banqueros, gestores de hacienda De verdad que
gracias, sois mis amigos y ya sabéis: mi casa es vuestra casa.
Espero que en un futuro saquéis tajada de ella.
Querido IBEX 35:
Gracias
por dar trabajo a tantos españoles. Gracias por maquillar las cifras
del paro con esos contratos temporales y por debajo del salario
mínimo. Gracias por establecer vuestras sucursales fuera de este
país para así poder dar trabajo a algún pobre desgraciado en
Indonesia o Bangladesh. O en Qatar, porque nos gustaría que quedara
algún aborigen vivo antes de la llegada del Mundial de Fútbol.
Gracias por contribuir con vuestros gestos financieros al desarrollo
de Suiza como nación y, gracias a ello, hacer que la versión
premmium de Milka con virutas de chocolate suizo sea tan
terriblemente deliciosa. Gracias, de todo corazón, por ser tan
buenos tipos.
Querido Adam Smith:
Muchas
gracias, tío. Tu movida ha funcionado. Eso de la mano invisible, lo
de que el interés propio beneficia al interés general, toda esa
mierda, joder, ahí la tienes, ¿qué tal? Fascinante, ¿verdad?
Gracias por solucionar los problemas del mundo. De no ser por ti
ahora mismo la tierra habría caído en la anarquía, unos cuantos
fanáticos religiosos habrían impuesto un sistema totalitario
mundial, la economía andaría trastornada, habríamos vuelto al
trueque, no habría progreso, nos mataríamos unos a otros con
cuchillos de carnicero. Gracias a ti, pero sobretodo a ese séquito
de economistas que tan bien han sabido interpretarte y que nunca han
utilizado tu nombre y el movimiento en que te integras para crear un
sistema elitista cuya función es atender específicamente a los
intereses de los sectores más opulentos de la sociedad.
Querida prensa y televisión de
España:
Gracias
por abrirme los ojos. Gracias por hacerme ver todo desde otra
perspectiva. Gracias por advertirme el peligro que supone para la
nación el hecho de que las candidaturas ciudadanas lleguen al poder.
Gracias por identificar a un enemigo a quién odiar... ¡lo
necesitaba tanto! Gracias por defender el simbolismo de las banderas
y la unión de las fronteras ficticias por sobre de nuestros derechos
fundamentales y nuestras libertades democráticas. En la vida hay que
establecer prioridades, yo estaba tan perdido... pero gracias a
vosotros ya he descubierto cuales son las mías. La estética por
sobre de la dignidad personal: quiero seguir ese camino para poder
ser un triunfador, para poder conducir un Porsche por las carreteras
de mi pueblo de mil habitantes y sentir las miradas de admiración.
Gracias por educarme en el sensacionalismo y en la truculencia,
gracias por quitarme todo atisbo de empatía. Gracias a vosotros,
todo lo demás me es ajeno y, de este modo, sufro mucho menos.
Querido Mariano Rajoy:
Gracias
por impulsar la Ley de Seguridad Ciudadana. Gracias por quitarme mi
derecho a manifestarme, mi derecho a protestar y restringir tan
desmesuradamente mi libertad de expresión. Cada minuto que paso
quejándome, es demasiado gasto en tiempo y energía que podría
invertir en buscar ese Porsche que hará de esta una sociedad mejor.
Llorar es de perdedores, yo no soy un perdedor. Gracias por
reconducir mi odio, porque mi odio hacia vosotros era profundamente
antidemocrático. Ahora que odio a la gente, estoy por fin a salvo.
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