Sánchez descoloca a Rajoy en un duro cuerpo a cuerpo electoral (El País), Rajoy promete 3 millones de empleos y Sánchez le echa en cara a Bárcenas (El Mundo), Rajoy entra en campaña y ofrece tres millones de empleos (ABC), Rajoy dice que ha salvado a España y Sánchez solo ve un destrozo descomunal (La Voz de Galicia), Rajoy va de triunfalista y la oposición le baja los humos (20 minutos). Los titulares de los principales periódicos españoles fueron claros el pasado miércoles. Eligieron, como tema principal de sus portadas, el debate sobre el estado de la Nación que tuvo lugar el martes en el Congreso de los Diputados. El público pudo ver titulares de todo tipo sobre un mismo tema; titulares similares, pero con diferentes registros en cuanto a vocabulario y verbos utilizados: Sánchez descoloca a Rajoy, Rajoy va de triunfalista y anuncia tres millones de empleos, Sánchez pasa el test interno, el debate del estado de la Nación lanza la campaña electoral... Muchos periódicos, muchos titulares, pero con un mismo fin: contar lo ocurrido en el debate por la Nación en el que participó, por primera vez, el secretario general del PSOE.
Portada del miércoles del ABC |
El presidente del Gobierno y el líder de la oposición se mostraron ante los demás diputados como jamás se los había visto antes. En lo que duró el debate, Rajoy se dedicó a hablar sobre la economía del país y a exhibir los logros conseguidos por el PP durante estos años de gobierno. ''España es hoy una nación que ha salido de la pesadilla, que se ha rescatado a sí misma'', dijo sobre la ya pasada crisis. Por el contrario, Pedro Sánchez matizó que el presidente ''no ve la verdadera realidad'' en la que se encuentra sumergida España y que debe ''pisar la calle''. Rajoy, defendiendo sus medidas, aseguró que el rescate económico no fue necesario y que la mejoría del país se debe al ''sacrificio'' de los españoles. El presidente del Gobierno estaba empeñado en ser positivo, pero el líder socialista quería quedar las cosas claras, quería combatir, y supo atacar donde más le dolió a Rajoy: la corrupción y Bárcenas. Sánchez aseguró que ''España sí fue rescatada, como consecuencia de la pésima gestión del asunto de Bankia''. El extesorero del PP entró en escena, no podía faltar. El líder socialista habló sobre el caso Bárcenas, la corrupción en el corazón del PP y la incapacidad de Rajoy para comunicarse con los españoles cara a cara. La herida ya estaba abierta.
El presidente, al respecto, se centró en la corrupción durante solo dos minutos y dejó caer que ''al final de esta legislatura España contará con una de las legislaciones más exigentes para prevenir y castigar la corrupción''. Pero la cosa no quedó ahí. Rajoy quiso ir más allá. Si a él le habían herido, él también quería hacer daño. Mariano Rajoy culpó al PSOE de estar, al igual que el PP, metido en temas de corrupción (los casos Chaves y Griñán), a lo que Sánchez se defendió alegando que a él no se le daba ninguna lección sobre corrupción. ''¡Yo soy un político limpio, señor Rajoy!'', exclamó el líder de la oposición.
En cuanto al futuro político del país, Rajoy apostó por su partido -por otra legislatura más-, tachó a Sánchez y al PSOE de demagogos y aseguró no creer en los ''remedios mágicos'' de Podemos. Sánchez, por su parte, defendió su idea de una izquierda política que busca la unidad del país.
En lo que no se centraron tanto ambos políticos fue en el problema de Cataluña, que fue reivindicado por Duran i Lleida (CIU) tras finalizar el debate. Ante este tema, Rajoy se mantuvo en lo de siempre: aceptar el diálogo con Cataluña siempre que se respete la ley. Pedro Sánchez tampoco cambió su idea sobre el problema catalán, pues pidió una reforma constitucional y la ''unidad de España''.
Duro debate entre Rajoy y Sánchez (Periodista Digital) |
Entre tanto debate se comenzó a ver la agresividad de los discursos, se comenzó a observar los golpes de boxeo que se daban el uno al otro: Rajoy a Sánchez y Sánchez a Rajoy. Mientras hablaban de la economía del país, la corrupción o la política, el tono triunfalista, el menosprecio al rival y la propaganda política se tornaron como vía de escape para un Rajoy envalentonado en todos los aspectos. El presidente del Gobierno se encabronó, como si de un niño pequeño se tratara, con el líder del PSOE, a quien aconsejó que no se trajera la ''réplica escrita''. Pablo Iglesias también se coló en el ring cuando Rajoy echó en cara a Sánchez que pensaba más en ''el señor Iglesias que en los problemas de España''. Además, al presidente le dio tiempo a hacer campaña política, y anunció la futura creación de 3 millones de empleos y la subida del PIB al 2'4%. Pero, a pesar de todo esto, Rajoy no se quiso quedar corto y terminó su brillante discurso mostrando su menosprecio por el líder socialista al decir: ''No vuelva usted por aquí, ha sido usted patético''.
Pedro Sánchez se enfrentó con coraje al postureo político de Rajoy. Quiso dar un golpe encima de la mesa, mostrar su preocupación por el país y plantar cara a las reformas llevadas a cabo por el Gobierno. Para ello, se dirigió a Rajoy con valor, con potencia, mostrando su lado más combativo y aportando datos sobre la política destructiva llevada a cabo por el PP. El líder socialista quiso decir a Rajoy aquí estoy yo, y para ello sacó a luz la corrupción en España y en el PP. Sin embargo, y a pesar de sus intenciones positivas, Sánchez se olvidó de la propia corrupción de su partido y de la caída del PSOE como consecuencia del nefasto mandato político durante la era Zapatero. Lo cierto es que, ante una ciudadanía que ya conoce -y muy bien- a los socialistas españoles, Sánchez no pudo mover ficha en el tablero, a pesar de su firme posicionamiento frente a Rajoy. Pero una cosa queda totalmente clara: que Sánchez mostrara este perfil a lo Rocky Balboa en su primer debate le ha ayudado a reforzar su imagen dentro del PSOE y de cara al pueblo español.
Tras el fin de tanto alboroto parlamentario, los principales líderes del resto de partidos políticos dieron su opinión. Alberto Garzón, candidato a la secretaría de IU, reivindicó los derechos sociales y enfatizó la falta de ''vergüenza'' de Mariano Rajoy. Desde UPYD, Rosa Díez acusó a Rajoy de ''mentiroso'' y de ser cómplice de la ''trama corrupta''.
Fuera del Parlamento, Pablo Iglesias (Podemos) dijo que en el debate se planteó ''un país que solo funciona en la cabeza de Rajoy''. Volvió a hablar de casta, alegando que ''solo se benefician los de arriba'', y aseguró que le parecía bien que la oposición replicara al Gobierno. Por otro lado, Albert Rivera (Ciudadanos) calificó el debate como ''el último del bipartidismo decadente'' y a Rajoy de ''poco humilde''.
Alberto Garzón en el Parlamento (El Mundo) |
Con toda esta información, podemos decir que el Congreso de los Diputados se convirtió el pasado martes en un circo repleto de payasos, leones agresivos y -disculpen la calificación- una panda de políticos (si aún se los puede considerar así) que ha demostrado su capacidad para hacer el mono. Un circo liderado por el apunta y dispara de Rajoy a Sánchez y el saco el látigo y te intento domar de Sánchez a Rajoy. Un circo donde la mayoría de ñiños -hablo de políticos- que estaban allí disfrutaron dando palmadas al aire, aplaudiendo y murmurando como los que más ante los ataques mutuos propiciados por los líderes del PP y el PSOE. En resumen: un circo de chistes agresivos que ha demostrado, una vez más, la falta de sensibilidad social y el egoísmo reiterado de los principales líderes políticos españoles. Pero esto no es lo peor de todo. Lo peor son las diferentes corrientes políticas e ideológicas que corrompen los medios de comunicación españoles. Solo hace falta ver que el mayor interés que tenía la prensa era saber, preguntado a los lectores, quién ganó el debate. ¿Quién ganó el debate? No importa quién ganó. Lo verdaderamente importante tendría que ser que el ganador, en un futuro no muy lejano, fuera el pueblo español.
Los leones que guardan las puertas del Congreso de los Diputados pudieron escuchar la agonía bipartidista que acabó en enfrentamiento personal entre Rajoy y Sánchez, y que dio como resultado un debate parlamentario más del que avergonzarse; esta vez, por sus formas bruscas y su poca medición de las palabras. Lo que que se vio en el debate fue algo vergonzoso. Algo que se convirtió en una pelea entre dos políticos. Y algo que mermó la paciencia de la ciudadanía española, una vez más. ¿Cuándo se darán cuenta los políticos de que la gente está ya harta de ellos y de sus espectáculos? ¿Cuándo? ¿Cuándo dejaran de atacarse los unos a los otros creyendo que así consiguen algo? Yo siento ser tan duro, pero creo que lo mejor que pueden hacer es que recojan el garito ya, se marchen a sus casas y continúen allí con el show.
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