¿Y sobre qué trata tu tesis? A esta pregunta tengo que enfrentarme casi
todos los días cuando alguien a quién conozco por primera vez se entera de que
estoy empezando mi tesis doctoral. Y la verdad es que es algo complicado de
explicar en pocas palabras, sobre todo si quiero intentar reflejar rápidamente
la importancia que tiene para mí sobre lo que trabajo. Es por eso por lo que he
decidido escribir esta entrada dónde brevemente hablaré del tema de mi tesis,
algo que sin duda es muy personal, pero que a la vez puede resultar interesante
para los interesados en el cine, la literatura, la cultura, o por qué no, la
historia de España en general.
Si os nombro a Loulogio, seguramente muchos de vosotros sabréis quien es ese
humorista que hace unos años triunfó en YouTube con videos como "La
Batamanta", y que ha llegado a tener un programa de televisión. Si os
hablo del "Mundo Viejuno" de Muchachada Nuí, también muchos sabréis a
lo que me refiero. Pues bien, mi trabajo no va ni sobre Loulogio, ni sobre
Muchachada Nuí, pero a la vez si que va sobre ellos. Va sobre el género
cinematográfico que hace muchos años, dio origen a lo que ha sido toda una
manera de hacer humor en España, basándose en el reciclaje audiovisual. Me
refiero al "celuloide rancio".
Peguemos un tremendo salto hasta 1933. En los cines de España se estrenaba
una serie de cortometrajes, realizados por el famosísimo escritor Enrique
Jardiel Poncela, en los que tomaba varios cortos del cine mudo, y mediante una
locución escrita y leída por él, convertía las antiguas películas serias, en
verdaderas comedias. Esta serie la llamó "Celuloides Rancios", y tuvo
un enorme éxito de público, tanto que muy pronto otras personas se lanzaron a
realizar cortometrajes e incluso largos, basándose en esta idea de reciclar una
antigua película muda, y añadiéndole un locución convertirla en algo nuevo. De
este modo, por ejemplo, en 1940, los también humoristas Miguel Mihura y Tono,
realizaron la película "Un bigote para dos", en la que tomaban una
antigua película alemana sobre la vida de Strauss, y la convertían en una
comedia.
Pero el gran estallido llegó en 1941, cuando la productora Balet y Blay,
tomó varias películas del cómico norteamericano Larry Semon, y contrató al
escritor, periodista y showman Francisco Ramos de Castro, para que escribiera y
leyera los comentarios cómicos. El éxito de la serie "Trapos Viejos",
que así se llamaba, fue tan enorme, que Ramos de Castro se convirtió en el
paradigma de creador de "celuloides rancios", tanto que aún a día de
hoy los que le recuerdan lo hacen por esta labor, y no por su trabajo como
escritor, periodista o libretista de zarzuelas. La producción de Ramos de
Castro fue enorme, y tocó todos los palos, comentando cine cómico, películas
documentales, dramas, etc, pero siempre con su característico tono de
guasa. Aquí uno de los cortos comentados por Ramos de Castro:
Pero además el éxito de Ramos abrió nuevas puertas a otros autores, que
también quisieron probar suerte con la técnica del reciclaje, y así se pusieron
manos a la obra gente como Pedro Llabrés, el dúo Tip y Top, etc. Entre los años
40 y 50 del siglo pasado, la producción de este tipo de cintas fue tan grande,
que podemos decir sin miedo a equivocarnos, que el "celuloide
rancio", paso de ser un divertido ejemplo aislado, a un género con todas
las de la ley.
Las películas de Ramos de Castro siguieron dándose en cines hasta los años
70 y luego pasaron a la televisión, dónde se repitieron una y otra vez. Es allí
dónde seguramente debieron verlas humoristas mas recientes, que sin quererlo se
vieron influenciados, y crearon luego programas como "Humor
Amarillo", o "El Informal", dónde también había claras
influencias de estas películas de los 40.
Y sobre esto va mi tesis, sobre contar la historia de este género, analizar
la importancia de sus películas como testimonio de una época, e intentar
demostrar como las formas del humor en España han cambiado muy poco desde los
lejanos años 30.
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