13/3/15

Un periodismo humano y creíble

Mucho se ha hablado y se ha dicho sobre el futuro del periodismo. Actualmente, la profesión no pasa por uno de sus mejores momentos, pero, paradójicamente hablando, ahora es el mejor momento para hacer periodismo, para volver a llevarlo a lo más alto del podio. El periodismo es más necesario que nunca y tiene que estar más vivo que nunca. Sí, ahora que la política está tan mal, ahora que tantos casos de corrupción salen a la luz, ahora que la sociedad occidental parece vivir en el naufragio de la decadencia.
Esta semana pude asistir, junto a dos compañeros de La Red-Acción, a una serie de ponencias en las que hablaron sobre los límites de la información. En este seminario se habló de periodismo de verdad, de ese que no se imparte en las aulas, porque el que se imparte en las universidades es uno que contiene teoría vomitiva en exceso. Da gusto oír hablar y debatir a los verdaderos profesionales del mundillo. Yo, personalmente, me he cansado del sistema antipedagógico que domina la universidad española. Me he cansado de que cada día me jodan el estómago y me hagan vomitar. Yo disfruto mucho más del periodismo siendo autodidacta. Sin embargo, a pesar de que estas ponencias fueron algo que -¿cómo definirlo?- motivó mucho a la gente, o por lo menos a mí, me faltó algo más. Hay dos obsesiones dentro de la profesión periodística: informar y contar la verdad. El periodista debe informar, sí. El periodista debe contar la verdad, sí. Pero el periodista también tiene que ir más allá. El periodista no solo tiene que contar la verdad sobre un hecho o mostrar la realidad, el periodista debe provocar cambios, debe luchar por algo, por un fin. Este fin puede ser cualquier cosa que motive al periodista; por ello, el profesional de la información lucha por lo que quiere. El periodismo actual y el del futuro deberían luchar por lo que siempre ha luchado el periodismo: por mejorar la sociedad. Estamos pasando por un presente-futuro; es decir, las herramientas que ayudan al periodista a realizar su trabajo han cambiado. Sí, hablo de las nuevas tecnologías, de Internet. Pero esto no solo ha facilitado la tarea del periodista, también ha traído nuevos problemas. Ha surgido el periodismo ciudadano. La información es un bien muy preciado del que se puede hacer negocio. En gran medida, muchos de los periodistas ciudadanos han surgido por esto, han surgido por la pasta. Pero se equivocan, porque el periodismo no es un medio para hacerse rico. Actualmente, la información, gracias a Internet, se recibe al instante. Y este es principalmente el trabajo del periodista ciudadano: el momento. El periodista de verdad verifica hechos, comprueba, analiza, critica, se pregunta por qué. El ciudadado no hace esto, sino que informa del momento aunque sea mentira. No se necesita un título para ser periodista, pero sí se necesita la ilusión y las ganas de querer luchar por algo.
Las nuevas tecnologías lo han cambiado todo, pero un mundo virtual no es lo mejor para el periodismo, porque este siempre va a necesitar de los otros, siempre va a relacionarse con los seres humanos para sacar a la luz nuevas historias. Eso no va a cambiar. Es la base fundamental del periodismo.
Por si fuera poco, además de esas ramas del periodismo obsesionadas con la información y la verdad, también existe otra regla constante: la objetividad. Yo creo que la objetividad no existe, ya lo decía la semana pasada Jordi Évole en una entrevista. A mi juicio, hay un valor más importante en los periodistas, uno que no tiene que ver con informar, con contar la verdad o con ser objetivos: la humildad. En periodismo lo importante es la honestidad, la humildad, la sinceridad, el esfuerzo y la ilusión. Sin esto, nuestra profesión sería muy distinta y no tendría la misma importancia social.
En el periodismo que se hace hoy día, a pesar de que hay grandes profesionales que tienen un compromiso social, falta humildad. No se puede ser pedante. Uno no se puede creer la hostia de bueno por hacer bien un trabajo. Lo que hay que tener en cuenta es la moral, tener una moral fuerte y que luche por lo que uno quiere. Y esto es muy importante para la profesión. En el periodismo actual está ocurriendo una fluidez constante de información y, seguramente, en el periodismo del futuro seguirá siendo así o incluso irá más allá, evolucionará. Sin embargo, a pesar de las nuevas herramientas tecnológicas que mantienen al público informado al instante, creo que se seguirán buscando referencias humanas en el periodismo. Se tendrán en cuenta los nombres, se necesitará la voz de un Gabilondo y la imagen de un Évole para hacer sentir al público que el periodismo está ahí, que está cerca de los ciudadanos y que se puede confiar en él. Si somos humanos, elegiremos a los humanos (a los periodistas) antes que a la tecnología súperinteligente. Elegiremos un periodismo humano y creíble. Yo lo elijo.


Límites de la Información en la URJC

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