Parece ser que nuestro país va en sentido contrario al resto del mundo. Por lo menos en cuanto a la Política.
Todo el mundo recuerda la gran crisis sanitaria de ébola que sufrimos unos meses atrás (primer contagio fuera del continente africano) y el gran descontrol por parte de las autoridades competentes para intentar calmar a unos ciudadanos desinformados y atemorizados por un virus prácticamente desconocido que actualmente no tiene cura.
La única respuesta del Gobierno ante esta grave situación fue una pésima rueda de prensa presidida por la ahora ex-ministra de Sanidad Ana Mato, donde expuso su versión de los hechos y una posterior tanda de preguntas en que la mayoría ni siquiera fueron respondidas.
Lo único que se consiguió fue agravar aún mas la situación debido a la gran desinformación.
Los medios de comunicación pusieron en entredicho la actuación de una ministra que no sabía ni que hacer (que se puede esperar de una persona que no sabía que tenía un Jaguar aparcado en su garaje).
Con la crisis sanitaria ya resuelta no tardaron en pedir la dimisión de la ministra, que, aunque se hizo de rogar, acabó cediendo a la opinión pública y dejó el Ministerio (ahora presidido por Alfonso Alonso).
Sin embargo no abandonó el escaño, sigue cobrando su sueldo como congresista.
Además de eso, el Partido Popular le ha ofrecido un cargo como Vicepresidenta de Comisión en el Congreso que supone un plus de 1000 euros a su sueldo base.
Existen otros muchos casos; otro ejemplo de ello es el ex-ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón que dimitió el pasado 23 de septiembre.
Realizó varios indultos bastante polémicos y cuestionables, además de intentar restringir aún más la Ley del Aborto, aunque el Presidente del Gobierno retiró la propuesta y esta fue la causa oficial de su dimisión.
Tan solo cuatro días después de su dimisión, acepta un cargo como Consejero Consultivo madrileño por el que cobra 8500 euros brutos al mes.
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