22/2/15

El oasis de las lamentaciones


Morir en el oasis de las lamentaciones,
porque morir se puede morir de muchas formas.

Yo elijo esta.

Morir allí, donde la muerte no alcanza razones;
donde la vida se aleja a pasos pequeños;
donde mi nombre no resuena por los callejones;
donde el amor no castiga con sus secretos.

Yo prefiero un oasis.

Morir.
Morir en un lugar desierto, tosco y muerto.
Morir donde los besos no sean un tormento;
donde la lluvia caiga en forma de hielo;
donde el alma no se encoja de miedo.

Morir donde las putas no follen;
donde los ladrones no roben;
donde los banqueros no nos sacrifiquen;
donde los políticos no nos martiricen.
Morir donde la hipocresía no exista.

Yo elijo morir;
donde nuestros nombres no encuentren norte;
donde el frío caiga quemando cascotes;
donde los labios no sufran besando tus besos;
donde los ojos sean más que un escaparate imperfecto.

Morir en el oasis de las lamentaciones,
de las partes infinitas de las traiciones,
de las convulsiones que expulsa mi mente.
Morir bajo el cálido aire de la locura intransigente.

Morir donde la indecisión no sea una medida.
Morir donde el atroz miedo ya no me oprima.

Yo quiero morir,
morir en el oasis de las lamentaciones.

D. S.

Sierra de Gredos (Foto: María Díaz Cruz)

(Este poema es propiedad del autor. Extraído de Diálogos del alma y la vida)

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